Zenobia Tomba recordaría toda su vida aquella tarde soleada y fría del invierno de 1972 que cambiaría para siempre su destino, tenía 13 años y un corazón pleno de felicidad al caminar por la bella y solitaria calle de Amenedo Bulevard en Adrogué, se sentía plena de alegría solo con sentir el crujido de las hojas secas bajo sus borceguíes de gamuza y al llevarse la mano al bolsillo trasero de su jean donde guardaba sus ahorros de todo un mes pensando en que por fín podría comprarse aquel libro que la fascinaba hace rato, de su autor favorito Bradbury, por eso no pensó mal cuando vió acercarse una bicicleta por la vereda , y se apartó para dejarle paso, pero el hombre torció el manubrio hacia ella y casi la rozó al mismo tiempo que soltaba una de esas frases obscenas_ te la chupo toda, nena!, no pudo ver su rostro, llevaba un gorro que lo ocultaba, pero cada vez que vivía estos hechos disruptivos sentía el mismo horror, nunca se acostumbraría, y era tal la vergúenza que nunca pudo contárselo a nadie, ni a su madre, a su padre menos, y tampoco a sus amigas, siempre era inquietante, disruptivo y perturbador como esas cajas de las pelis de terror donde surge de golpe la cabeza de un payaso burlón en el extremo de un resorte, esta vez casi queda paralizada pero se esforzó por seguir caminando tranquila cuando escuchó lo que tanto temía ,los dos golpes secos de la bici en el cordón bajando a la calle y dos golpes mas subiendo a la vereda, el maldito estaba pegando la vuelta y esta vez venía a toda velocidad, ni intentó darse vuelta para mirar, no había tiempo, su oído finísimo le avisó de todo, venía hacia ella , el zumbido de las ruedas era espeluznante, entonces sintió las mil agujas en su cuerpo que anunciaban a la descarga de adrenalina y corrió con todas sus fuerzas, el corazón le golpeaba en los oídos, y le dio gracias al cielo al ver un pequeño portón de madera pintado de verde entreabierto, no lo dudó, se metió en la casa, corrió por el sendero de lajas blancas dispuestas sobre el pasto crecido y desparejo y se detuvo dentro del zaguán frente a una enorme puerta de madera oscura en la que se destacaba un llamador de bronce pulido con diseño de cabeza de león, ansiosa miró hacia la salida, al portón verde deseando que su acosador se hubiera marchado, pero no , el seguía allí , se ocultaba burdamente tras los ligustros, menos mal que es idiota,pensó Zenobia un poco divertida a pesar del momento, el inútil no se daba cuenta que media rueda delantera quedaba al descubierto, asi que pensó , solo tengo que esperar aquí hasta que se vaya y rogar que no salga el verdadero dueño de casa.
Esta no era la primera vez que Zenobia era víctima de acoso por parte de hombres mayores, cada vez que le ocurría sentía el mismo pánico paralizante, por suerte esta vez pudo correr y meterse en este lugar a pesar que le daba aún mas miedo de quien podría abrir esa pesada puerta con el llamador de bronce, ansiosa de que esta pesadilla terminara, volvió a mirar hacia los ligustros de la entrada y allí seguí la media rueda de la bicicleta del perseguidor, y más pánico sintió cuando vió la rueda moverse, entonces temió que ese hombre se quedara allí para siempre y pensó que si tardaba su madre comenzaría a preocuparse y Zenobia no quería añadir mas problemas a la vida de ella, así que se atrevió a tomar el brillante llamador y golpear tres veces toc toc toc el sonido tuvo una leve resonancia como si la casa estuviera vacía, se le aceleró el corazón pensando que diría si alguien abriera esa puerta, volvió a mirar al porton de entrada y allí estaba su acosador mirándola, primero vió el rostro de un hombre común pero luego sonrió con una risa sardónica y le dijo;-te la voy a chupar y te va a gustar nena- y sus facciones tomaron la forma de un payaso tétrico, fué un instante y desapareció, la niña quedó sin reacción entre la espada y la pared, temía salir y que el se encontrara todavía allí o esperándola en la esquina y al mismo tiempo tenía miedo de que alguien saliera de la casa y fuera aún peor que ese ser de la bicicleta.
Entonces se dijo a sí misma ,vamos, hay que salir, y comenzó lentamente su marcha hacia el portón verde de salida, pensando todavía en lo ocurrido, su joven mente no podía comprender de donde salían todos esos moustruos y que hizo ella para que le pasen estas cosas, solo ir a comprar un libro, solo caminar por una linda calle arbolada, solo por ser una niña...estaba pensando en esto cuándo sintió una voz femeninaa sus espaldas que dijo - si? niña! buscabas a alguien?, Zenobia volteó a ver y era una mujer joven y alta, mas de 1,70m con una presencia imponente, - estas perdida niña? volvió a preguntar la mujer, no, contesto Zenobia, es que , es que...estaba escapando de un hombre que me perseguía, me perseguía en una bicicleta dijo zenobia elevando nerviosa el tono de voz y casi temblando y a punto de llorar,- está bien niña, tranquila, replicó la mujer, quieres un vaso de agua o algo , quieres pasar y te preparo un té,-no, gracias señora , tengo que volver a casa, mi madre me espera, - si esta bien , entiendo , pero , estas nerviosa para ir a si a tu casa tienes que calmarte, vives lejos? cual es tu nombre?, - mi nombre es Zenobia y vivo a 10 cuadras de aqui sobre Divisoria,- ahh, Zenobia , que nombre! sabías? hubo una reina del cercano oriente hace cientos de años que se llamaba asi, ella era muy valiente, como tú.., - yo no soy valiente, hoy tuve muchisimo miedo d e ese hombre por eso me he escondido en su casa señora, perdón.., - no , no pidas perdón, actuastes muy bien y muy valiente, quien sabe que hubiera ocurrido si no reaccionabas con tanta determinación
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